Ideario

    Colegio 76-P, 76-PS

    Virgen del Carmen de Cuyo

          El  ideario es un  conjunto de principios fundamentales de la misión educativa que deben orientar la vida y el quehacer educativo, a la hora de elaborar proyectos, establecer prioridades, fijar metas y elegir los medios necesarios.

Es una síntesis de las notas significativas que revelan:

·        Nuestra identidad.

·        Nuestros objetivos educativos esenciales.

·        Nuestro estilo de enseñanza y aprendizaje.

·        Nuestro estilo de gestión.

Explicita una determinada visión del hombre, del mundo, de lo religioso, de la educación, que será nuestro marco de referencia.

El Ideario está formado por un marco doctrinal teológico, un marco pedagógico y un marco situacional propio de cada colegio.

 MARCO DOCTRINAL TEOLÓGICO 

            El Marco teológico del Ideario viene dado desde la Revelación, siguiendo para su entendimiento el  Método Teológico. Los principios que se expresan brindan lo que Dios ha querido decir de sí mismo, de Cristo, de la Iglesia, del ser humano de la educación, de nuestras escuelas.  A partir Evangelio, la Tradición y Magisterio de la Iglesia, de la reflexión teológica se pueden analizar  y comprender los principios que conforman el ideal para nuestros colegios católicos.

            Se distinguen  ideas básicas, puntos sobresalientes, núcleos teológicos que expresan la esencia del marco doctrinal. Los núcleos teológicos que distinguimos en la conformación del Ideario de los Colegios del Arzobispado de Mendoza son:

 

1.      LA ESCUELA

De sus características fundamentales nos habla con claridad el Documento “La Escuela Católica en los Umbrales del Tercer Milenio” en su Introducción se afirma que la escuela católica es un  lugar de educación integral de la persona humana a través de un claro proyecto educativo que tiene su fundamento en Cristo; su identidad eclesial(como sujeto eclesial) y cultural ( síntesis fe-cultura); su misión de caridad educativa (escuela para todos); su servicio social; su estilo educativo que debe caracterizar a toda su comunidad educativa (centrado en la vivencia del Evangelio).

 

2.  LA IGLESIA

 La misión de la Iglesia es la Evangelización, para eso existe. Esta evangelización debe llegar a todos los hombres y a todo el hombre. La Iglesia evangeliza desde la educación  a través de la transmisión crítica de  la  cultura, iluminándola desde los principios del Evangelio. Así educa evangelizando o evangeliza educando. La Escuela Católica es la presencia de la Iglesia Católica en el campo de educación.

 

3. CRISTO

La Iglesia es la presencia de Cristo en la Historia. Jesucristo, que es el Verbo hecho carne, la Palabra de Dios en quien fueron hechas todos las cosas que puso su morada entre nosotros. Nos muestra a nosotros quiénes somos y quién es Dios.

El Concilio Vaticano II en Gaudium et Spes 22:, expresa “el misterio del hombre sólo se esclarece a la luz del misterio del Verbo hecho carne quien le muestra al hombre la sublimidad de su vocación, llamado a la comunión con Dios”.

 

4. LA TRINIDAD

En este “camino ascendente” que es el método inductivo, se llega al último núcleo teológico, el 4º, que es el último en el orden de la explicación pero el primero en el orden ontológico, y  es la SANTÍSIMA TRINIDAD. Todo lo que existe, incluidos cada uno de nosotros y nuestras escuelas, somos expresión de la obra creadora de la Trinidad. La Trinidad es el “misterio de los misterios”, el misterio que explica todo y le da sentido a todo. Es ese Dios que existió, existe y existirá eternamente dando el ser a todo lo creado.

“Somos  criaturas de Dios, hechos a imagen y semejanza de Él”, “venimos de Él”,  “vamos hacia Él”. Él nos ha llamado a la “comunión definitiva con Él como fin de nuestra existencia y plenitud de nuestra vida”.

Si somos  criaturas de Dios hechos a su imagen y semejanza, venimos de Dios y vamos hacia Dios, surge con evidencia de que lo que hacemos en esta vida y el sentido de la misma  y nuestra misión, es hacer lo que Dios  quiere   de  nosotros.

La Revelación nos muestra que ese Dios se ha revelado en Jesucristo, quien nos ha mostrado que  es una “comunión íntima de vida y amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”. De esa comunión de amor surge todo lo que existe, también nosotros.

MARCO PEDAGOGICO

A partir de los principios teológicos expresados, se considera el Marco Pedagógico del Ideario. Es un marco conceptual que explicita nuestra visión de la educación y de la escuela. La Pedagogía adquiere un significado nuevo y profundo, nos referimos a una Pedagogía Evangelizadora.

LA PEDAGOGÍA EVANGELIZADORA

 

a.  Conceptualización y caracterización

      En nuestro Ideario se intenta generar una conceptualización de la ciencia pedagógica iluminada por el Evangelio, abordando las dimensiones de la misma y sus núcleos pedagógicos.

Una pedagogía evangelizadora toma como principal objeto la educación que evangeliza. En la audiencia para la Congregación Católica del 13 de febrero de 2014, el Papa Francisco  puso el énfasis en la combinación educación-evangelización:"Educar  es una gran obra de construcción en constante transformación, uno de los retos más importantes que enfrenta la Iglesia".[1] Esto nos lleva a explicitar la Pedagogía Evangelizadora como:

Ÿ  una pedagogía integrada e integradora que se dirige a todos los hombres a través de una  educación, nacida del deseo de ofrecer a todos, en especial a los más pobres y marginados, la posibilidad de instruirse, de capacitarse profesionalmente y de formarse humana y cristianamente, puede y debe encontrar, en el contexto de las viejas y nuevas pobrezas, aquella original síntesis de pasión y de amor educativos, expresión del amor de Cristo por los pobres, los pequeños, por las multitudes en busca de la verdad.[2]

Una  pedagogía integrada e integradora que se dirige a “todo el hombre”, procurando  una formación integral, el desarrollo en el educando, de todas las facultades humanas y las sobrenaturales (iluminadas por la gracia de la Fe), la comunicación y recreación de la cultura y su preparación para la vida profesional, la formación de su sentido ético y social, su apertura a la trascendencia y su educación religiosa.

Toda escuela, y todo educador en ella, deben procurar formar personalidades fuertes y responsables, capaces de hacer opciones libres y justas, que busquen siempre el bien, preparando así a los jóvenes para abrirse progresivamente a la realidad y formarse una determinada concepción de la vida[3].

Para ello la propuesta educativa debe:

-      Orientar a los alumnos en su formación humana, desde sus propias posibilidades, haciéndolos protagonistas de su formación.

-      Adoptar una metodología abierta y flexible que posibilite al educador la atención de la diversidad.

-      Encontrar los mejores recursos para relacionarse con “una generación que está cambiando y que, por tanto, todo educador -y toda la Iglesia que es madre educadora- está llamado a cambiar, en el sentido de ser capaz de comunicar con los jóvenes que tiene delante”.[4]

-      Abordar nuevos modos de acceso y permanencia en la escuela que permitan, a los que no tienen medios económicos suficientes, educarse en nuestros colegios.

 

·        una pedagogía que anuncia la dignidad de ser imagen y semejanza de Dios en la sociedad actual.

El documento de Aparecida nos ayuda a ubicarnos en  una lectura objetiva del hoy. Nos dicen los obispos que muchos católicos se encuentran  desorientados frente a este cambio cultural, a “estos modelos antropológicos incompatibles con la naturaleza y dignidad del hombre”[5] (265). Es necesario presentar la persona humana como el centro de toda la vida social y cultural, resaltando en ella: la dignidad de ser imagen y semejanza de Dios y la vocación a ser hijos en el Hijo, llamados a compartir su vida por toda la eternidad.

Anunciarlo integralmente en nuestros días exige coraje y espíritu profético. Contrarrestar la cultura de muerte con la cultura cristiana de la solidaridad es un imperativo que nos toca a todos y que es un objetivo constante de la enseñanza social de la Iglesia. La escuela debe conocer, evaluar y asumir la cultura actual, con un lenguaje comprensible para nuestros contemporáneos. Solamente así la fe cristiana podrá aparecer como realidad pertinente y significativa de salvación. Pero, esta misma fe deberá engendrar modelos culturales alternativos para la sociedad actual. Los cristianos, con los talentos que han recibido, talentos apropiados, deberán ser creativos en sus campos de actuación: el mundo de la cultura, de la política, de la opinión pública, del arte y de la ciencia.[6]

Para ello la propuesta educativa debe:

-      Estimular la creatividad y el juicio crítico en los alumnos.

-      Adoptar una metodología abierta y flexible que brinde alternativas y enseñe a elegir el bien.

-      Formar en los valores de igualdad, justicia y paz entre los hombres, preparando a nuestros alumnos para un compromiso sociopolítico según las diferentes y legítimas opciones.

-      “Hacer hincapié en el valor del diálogo en las instituciones educativas católicas”…. ya que, según reiteró el Papa Francisco” los jóvenes necesitan valores no sólo enunciados, sino testimoniados". "Educar - dijo – es una gran obra de construcción en constante transformación": "uno de los retos más importantes que enfrenta la Iglesia".[7]

 

·        una pedagogía del encuentro y de la solidaridad 

Es la que nos conduce a la acogida del otro, en especial del pobre, del pequeño, del pecador como persona amada y buscada por Dios; un estilo de amor tierno que promueve la vida; la invitación apremiante a un modo de vivir sostenido por la fe en Dios, la esperanza en el Reino y la caridad hacia el prójimo; el empleo de todos los recursos propios de la comunicación interpersonal, como la palabra, el silencio, la metáfora, la imagen, el ejemplo, y otros tantos signos, como era habitual en los profetas bíblicos. Invitando a los discípulos a seguirle totalmente y sin condiciones, a compartir plenamente su misión.[8]

Los creyentes tenemos a Cristo como centro de nuestra vida y lo hacemos celebración en la Eucaristía.  Debemos entender nuestra comunión con Cristo  junto con el permanente proceso de inclusión de los excluidos, para construir entre todos la convivencia fraterna de los hijos de Dios.

Entendemos con el Papa Juan Pablo II que la convivencia ha de estar marcada por la solidaridad que “no es un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario  es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos”. [9] Abordar la pedagogía del encuentro, desde la exclusión  a la inclusión,  nos encamina a  hacer real la convivencia fraterna y solidaria,

Para lo cual nuestra propuesta educativa debe:

-      Generar en nuestras comunidades educativas la necesidad de aprender a escuchar, aprender a ponerse en el lugar del otro,  aprender a descubrir a los que permanecen invisibles.

-      Procurar que en nuestros colegios se estimule el protagonismo de cada persona, se descubra lo que hay de positivo en la realidad y también se aprenda a descubrir las causas de la marginación y promover su eliminación.

-      Generar permanentemente clima de aceptación y  respeto por el otro y sus diferencias.

-      Establecer una convivencia cuya norma es la solidaridad.

-      Ocuparse en forma permanente de los docentes procurando acompañarlos para mejorar su profesionalidad, la competencia académica y adhesión al Ideario de nuestros Colegios. Será una constante facilitar a los educadores los instrumentos idóneos para su formación permanente en el orden profesional, humano y religioso.

 

·        una pedagogía que incorpora las nuevas tecnologías de la información y la comunicación 

Evangelizar al ser humano implica también evangelizar su cultura. Nuestra misión nos urge a comprometernos en la evangelización de la cultura tecnológica sin perder de vista que ésta se encuentra sometida a una evolución constante, lo que nos exige entrar en diálogo con la cultura de la comunicación y hacerlo de forma crítica, con espíritu de aceptación, discernimiento, de análisis, de reflexión, de síntesis e interiorización.

Para cumplir con estos propósitos expuestos, nuestra propuesta educativa debe:

-      Formar a nuestros educadores y alumnos como usuarios competentes,  responsables y con sentido crítico.

-      Incorporar a nuestro proyecto curricular los nuevos procesos dinámicos de circulación de información en cuanto que movilizan las capacidades de las personas y las organizaciones, aumentando la generación de conocimiento.

-      Entender que son un potente medio de difusión de ideas y valores y por tanto ponerlos al servicio de un mundo más justo y solidario. Facilitando para todos su rápida expansión, que evite mayores diferencias entre las personas y entre las  naciones.

-      Incorporar a las personas y a los colegios a las “comunidades virtuales”.

-      Acceder y facilitar el trabajo en red con otras escuelas y con otros organismos.

-      Ser creativos en los nuevos modos de comunicación: pensar, elaborar, empatizar, compartir mensajes y anunciar el Evangelio a través de los nuevos lenguajes y medios.

 

·        una pedagogía innovadora para la mejora continua

Innovar en educación y en nuestras escuelas católicas es hacer frente a los nuevos desafíos planteados por los contextos socio-cultural, y político, que se hacen presentes en la sociedad y por ende en las comunidades educativas: crisis de valores, “difuso subjetivismo, relativismo moral, nihilismo”[10], todo fuertemente difundido por los medios de comunicación. El profundo pluralismo que impregna la conciencia social, da lugar a diversos comportamientos, en algunos casos tan antitéticos como para minar cualquier identidad comunitaria.

“Nuevas necesidades han dado fuerza a la exigencia de nuevos contenidos, de nuevas competencias y de nuevas figuras educativas, además de las tradicionales. Así educar, hacer escuela en el contexto actual resulta especialmente difícil.”[11]Frente a este panorama, la escuela católica está llamada a una renovación valiente. Es necesario que también hoy la escuela católica sepa definirse a sí misma de manera eficaz, convincente y actual. No se trata de simple adaptación, sino de impulso misionero: es el deber fundamental de la evangelización, del ir allí donde el hombre está para que acoja el don de la salvación. “[12]

Innovar, supone instrumentar cambios deliberados para mejorar la prácticas de enseñanza y aprendizaje, demanda modificar las formas en se organiza la institución, descubrir modos de relacionarse con las familias y con el contexto local y global, implica crear espacios para reflexionar y buscar nuevos caminos

Nuestras escuelas tienen que leer la realidad y ser capaces de innovar para poder dar respuestas a  los nuevos alumnos y a las nuevas familias, inmersos en nuevos problemas y contextos, con nuevos modos de comunicarse y relacionarse.

Para ello nuestra propuesta educativa debe:

-      Partir de un profundo diagnóstico que evalúe la propuesta actual, observe     sus debilidades y fortalezas.

-      Mantener una tensión utópica de transformación de las prácticas.

-      Atender a los educadores acentuando la formación profesional y religiosa para fortalecerles en la tarea que deben desarrollar.

-      Incorporar  nuevos contenidos y nuevas competencias, amalgamados con valores y testimonios de amor, de paz y de inclusión que preparen a nuestros niños y jóvenes para desenvolverse con capacidad y solidaridad.

-      Planificar de modo minucioso y estratégico, construyendo la innovación de manera colaborativa.

-      Dinamizar los procesos de reflexión colectiva sobre la propia práctica cotidiana y búsqueda de nuevos caminos de actuación.

-      Contemplar, como eje central de la innovación, la mejora en función de las necesidades de los alumnos y los objetivos educativos propuestos.

-      Prever la institucionalización y comunicación de la innovación como práctica habitual y frecuente.

 

b. Dimensiones de la Pedagogía Evangelizadora

En la Pedagogía Evangelizadora pueden analizarse  las tres dimensiones que miran el hecho educativo, desde una visión cristiana del mismo:

 

Respondemos a la primera pregunta: ¿A quién se educa? (dimensión antropológica)

·        El hombre es un ser creado (pensado y amado por Dios), a imagen y semejanza de Dios, caído y redimido, y llamado a la comunión con Dios (su fin).  “Llegamos a ser plenamente humanos cuando somos más que humanos, cuando le permitimos a Dios que nos lleve más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro ser más verdadero.” [13]. El ser humano , sujeto de educación , es considerado de modo integral : desde la dimensión bio-psicológica; desde la dimensión socio-comunitaria; desde la dimensión trascendente y desde la dimensión religiosa

·        el ser humano está llamado a la comunión en razón de su naturaleza, creada a imagen y semejanza de Dios (Cf.Gn 1, 26-27). Por tanto, desde la perspectiva de la antropología bíblica, teológica, el hombre no es un individuo aislado, sino una persona: un ser esencialmente relacional. La comunión a la que el hombre está llamado implica siempre una doble dimensión: vertical (comunión con Dios) y horizontal (comunión entre los hombres y las cosas creadas). Resulta esencial reconocer la comunión como don de Dios, como fruto de la iniciativa divina realizada en el misterio pascual. [14]

·        “el ser humano,  en  cuanto persona, es unidad de alma y cuerpo que se realiza dinámicamente a través de la apertura de sí a la relación con los demás.”[15]

·        el ser humano en diálogo construye su identidad histórica, cultural, espiritual y religiosa, poniéndola en diálogo con otras personas, en una dinámica de dones recíprocamente ofrecidos y recibido. [16]

·        la dignidad del  ser humano proviene del Señor. Él es el autor y el dueño de la vida, y el ser humano, su imagen viviente, es siempre sagrado desde su concepción, en todas las etapas de la existencia, hasta su muerte natural ydespués de su muerte.” Dios nos ha mostrado  de modo insuperable cómo ama a cada hombre, y con ello le  confiere una dignidad infinita” [17]

La Iglesia Argentina en “Educación y Proyecto” de vida nos dice: “Es la imagen de un hombre inmerso en la corriente vital de lo divino con toda una historia en la cual aparece elevado más allá de su naturaleza: hijo de Dios; caído, redimido y justificado, sellado por el Espíritu Santo que en él habita como en un templo; partícipe del Cuerpo Místico de Cristo y como tal, ungido sacerdote, profeta y rey”. [18]

Respondemos a la segunda pregunta: ¿Para qué se educa? (dimensión teleológica). Ya aclarada nuestra concepción de hombre, abordaremos el  fin de la educación:

·    La educación cristiana se plantea como finalidad la educación integral. Este carácter integral de la formación, es entendida como la formación de toda la persona, en la totalidad de sus dimensiones constitutivas. Tiene como finalidad el encuentro con Jesucristo, “porque en Cristo, el hombre perfecto, todos los valores humanos encuentran su plena realización y de ahí su unidad”. [19]

·    El objetivo de toda educación genuina es el de humanizar y personalizar al hombre, orientándolo eficazmente hacia su fin último que trasciende la finitud esencial del hombre" (DP. 1024)…El logro consistente y definitivo de la educación no puede ser sino el sentido mismo de la vida, el para qué último de la existencia, que es el encuentro plenificante con Dios, del cual venimos y al cual estamos destinados como Suprema Verdad, Suprema Belleza y Supremo Bien. (Cf. Puebla 1024)…Por eso podemos considerar que corresponde a la educación ayudar al hombre a hacerse cargo en forma responsable de su finalidad existencial.[20]

·    Se trata de la exigencia de formar al hombre como persona: un sujeto que, en el amor, construye la propia identidad histórica, cultural, espiritual y religiosa, poniendo en diálogo con otras personas, en una dinámica de dones recíprocamente ofrecidos y recibidos. En el contexto de la globalización, es necesario formar sujetos capaces de respetar la identidad, la cultura, la historia, la religión y, sobre todo, los sufrimientos y las necesidades ajenas, con la conciencia que “todos somos verdaderamente responsables de todos”.[21]

En definitiva los fines de la educación dependen de la concepción de hombre que se  sostenga. La trascendencia como una parte constitutiva de la persona marca una diferencia importante al momento de formular intencionalidades para la educación. Aún la característica de integral, tan usada por distintos autores y enfoques, incluye o no el aspecto de religiosidad y trascendencia, lo que constituye una diferencia fundamental entre unos y otros. Según se definan el fin de la educación, así serán los objetivos de la educación, de un sistema educativo, de una escuela, de un aula, de una materia, en especial. Debemos ser perspicaces, atentos, y saber leer lo que nos muestran los distintos documentos que llegan a nuestras manos como educadores cristianos, para poder leerlos y comprenderlos según la visión de hombre y los fines que subyacen en cada una de las propuestas educativas. La mirada del cristiano debe completar con la noción de hombre y de fin de la educación ya explicitada para poder interpretar y completar las propuestas que circulan permanentemente en el mundo educativo.

Respondemos a la tercera pregunta: ¿Cómo se educa? (dimensión metodológica)

La educación brindada en la escuela no puede entenderse y realizarse como una multiplicidad de espacios curriculares que simplemente coexisten y se desarrollan uno al lado del otro, cada uno con sus propios lenguajes e intereses. Es indispensable un proceso efectivo y permanente de integración que afecte concretamente a las diversas áreas, estructuras, grupos y espacios curriculares que conforman la vida de la escuela.

 Debemos velar cuidadosamente por el diálogo entre la fe y la razón, “que manifieste la auténtica riqueza del ser humano y que trascienda visiones fragmentarias que se derivan de la atomización del saber “(cf. ECE 3). [22]

El diálogo Fe-Razón tiene lugar en tres ámbitos interrelacionados: a) como diálogo en el interior de la propia persona, capaz de integrar en sí las múltiples cuestiones y las diversas dimensiones de la existencia; b) como diálogo entre disciplinas, dentro de la misma escuela; c) como diálogo de la Escuela con la cultura.

El diálogo no es una absorción de las ciencias por parte de la filosofía o la teología, puesto que respeta el estatuto epistemológico propio de cada disciplina; no se reduce al logro de una mera articulación o yuxtaposición conceptual, sino que implica un intercambio que enriquece y transfigura; no debilita la especialización, porque supone y requiere la excelencia en los saberes específicos; no pretende la construcción de sistemas únicos de pensamiento, ya que reconoce la necesidad de diversas perspectivas para acceder plenamente al conocimiento de la realidad.

 

[1]PAPA FRANCISCO, en la asamblea plenaria del Dicasterio del  13 de febrero de 2014. Disponible en: http://es.radiovaticana.va/storico/2014/02/13/la_educaci%C3%B3n_es_un_acto_de_amor,_es_dar_vida%E2%80%9D_el_papa_a_la_plenaria/spa-772960

2CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. (1997). La Escuela Católica en los Umbrales del Tercer Milenio, n.15

 

3SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA (1982). El Laico Católico Testigo de la Fe en la Escuela,n. 17.

4PAPA FRANCISCO, en la asamblea plenaria del Dicasterio del  13 de febrero de 2014. Disponible en: http://es.radiovaticana.va/storico/2014/02/13/la_educaci%C3%B3n_es_un_acto_de_amor,_es_dar_vida%E2%80%9D_el_papa_a_la_plenaria/spa-772960

5V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE (2007). Aparecida.Documento Conclusivo. Argentina, Conferencia Episcopal Argentina, n.265.                                                                                            

6V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE (2007). Aparecida.Documento conclusivo. Argentina, Conferencia Episcopal Argentina, n. 480.

7 PAPA FRANCISCO, en la asamblea plenaria del Dicasterio del  13 de febrero de 2014. Disponible en: http://es.radiovaticana.va/storico/2014/02/13/la_educaci%C3%B3n_es_un_acto_de_amor,_es_dar_vida%E2%80%9D_el_papa_a_la_plenaria/spa-772960

8V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE (2007). Aparecida.Documento conclusivo. Argentina, Conferencia Episcopal Argentina, n. 491

9JUAN PABLO II. SollicitudoReiSocialis (1989), n. 38.

10CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. (1997). La Escuela Católica en los Umbrales del Tercer Milenio,  n.1.

11CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. (1997). La Escuela Católica en los Umbrales del Tercer Milenio,n. 2.

12CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. (1997). La Escuela Católica en los Umbrales del Tercer Milenio, n. 3.

14  PAPA FRANCISCO (2013) “Exhortación Apostólica Evangeli Gaudium”.n°8.

15CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. (2007). “Educar juntos en la escuela católica. Misión compartida de personas consagradas y fieles laicos”. Roma. n° 8.

16CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. (2007). “Educar juntos en la escuela católica. Misión compartida de personas consagradas y fieles laicos”. Roma. n° 44.

[1]idem. Roma. n° 8 y n°44-46.

17 JUAN PABLO II (1980). Mensaje a los discapacitados, Angelus, en Aparecida,  n° 388.

18EDUCACIÓN Y PROYECTO DE VIDA N°14

19SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. La Escuela Católica.  N° 35

20EDUCACIÓN Y PROYECTO DE VIDA N°28

21SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA (2007) Educar juntos en la escuela católica, , N° 44

22ECE: Juan Pablo II, Constitución Apostólica Ex Corde Eclesiae.